
Escuela de nobles mexicas
De nombre Calmécac (del náhuatl calli ‘casa’, mecatl ‘morador’ y -c ‘lugar’) era el colegio donde eran educados los hijos de los nobles o pipiltin mexicas de México-Tenochtitlan, así como al entrenamiento de los soldados y los futuros sacerdotes de Tenochtitlan.
En esta institución se les entrenaba para ser sacerdotes, guerreros de la élite, jueces, maestros o gobernantes, educándolos en diferentes aspectos de su formación, como buenas costumbres y conocimientos de astronomía, literatura, filosofía e interpretación de los códices, historia, la medición del tiempo, música y filosofía, religión, hábitos de limpieza, cuestiones de economía y gobierno, y sobre todo, disciplina y valores morales. Había maestros especiales que les enseñaban la tradición, y leían y aprendían de memoria las historias ilustradas en los códices. La escuela funcionaba como un internado, donde los jóvenes vivían, dormían y comían. Con los aspirantes a sacerdotes su educación se enfocaba en la religión, e incluía rituales, cantos a los dioses e interpretación de los sueños; por su parte, los aspirantes a guerreros de la élite o a gobernantes recibían más entrenamiento sobre tácticas militares y asuntos de economía y gobierno.
Los jóvenes de los nobles eran educados en casa cuando eran pequeños, pero a cierta edad, que diversos autores asignan entre 7 y 15 años de edad, entraban a vivir en el Calmecac. Desde el momento de su entrada, se hacía un ritual especial en el que se hería al niño para acostumbrarlo a soportar el dolor. Su educación variaba de acuerdo a la edad, pero cuando eran adolescentes iniciaba su entrenamiento militar, después, cuando eran jóvenes adultos, se les llevaba a la guerra.
Para los mexicas era muy importante que sus gobernantes fueran aptos para los cargos que desempeñaban, tuvieran la capacidad de tomar buenas decisiones y fuertes convicciones morales. En el Calmecac los alumnos sufrían diversas pruebas, sobre todo en la guerra, para demostrar su valor y su habilidad militar. A los que fracasaban, se les marcaba y rechazaba socialmente.
Desde pequeños se les levantaba en la madrugada para recibir baños de agua fría. Hacían penitencia y auto-sacrificio, usando espinas de maguey, ayunaban frecuentemente y practicaban la abstinencia. Además usaban ropa ligera para desarrollar el control de sus cuerpos contra el frío. Trabajaban duro durante el día, y pasaban en vela muchas noches en rituales de purificación. Si se quedaban dormidos o cometían una falta, se les castigaba de forma dura. Todo esto servía para forjar un carácter fuerte y resistente, digno de un noble, y para ver cuáles eran los que no podían desempeñarse en su vida de adultos.
Los restos del edificio muestra varias etapas constructivas del edificio del Calmécac y son exhibidos en el Museo de Sitio del Centro Cultural de España en México. Este museo preserva los restos que se suponen del Calmécac y se ubica entre las calles Guatemala 18 y Donceles 97, en el centro histórico de la ciudad de México, atrás de la Catedral.
Los vestigios del colegio tenochca, tienen aproximadamente 19 metros de longitud por 8 de ancho, con un acceso de sur a norte. Se observan los restos de una subestructura del Calmécac, correspondientes a la etapa VI (1486-1502 d.C.), periodo del mandato del Rey Ahuítzol, tlatoani de Tenochtitlan, representados por un piso de estuco con pilastras, una gran plaza abierta que también sirve de límite y asiento de una banqueta interior de dos metros de ancho, adosada a un muro de piedra, y el arranque de una escalinata.
A los pies de la escalinata de acceso al Calmécac se encontraron siete almenas que decoraban (según representaciones encontradas en diversos códices) la parte superior del edificio y que fueron presumiblemente retiradas de su localización original para ser enterradas como ofrenda y garantizar su preservación ante una nueva etapa constructiva. Estas almenas muestran la sección horizontal de un caracol marino. Según la cosmovisión mesoamericana representan el lado terrestre y femenino del universo, símbolo de fertilidad y regeneración, vinculado estrechamente con Ehécatl Quetzalcóatl (advocación del dios del viento), el dios protector del Calmécac. Se exhiben dos de las siete almenas encontradas a 5.36 metros de profundidad, elaboradas en barro y en forma de un caracol cortado, con elementos que hacen posible referencia a elementos de la naturaleza. Las dimensiones de cada pieza son de 2.38 metros de largo por 1 de ancho; se hallaron completas y en buen estado de conservación, no obstante estar fragmentadas. Las otras cinco almenas se exhiben en el Museo del Templo Mayor. Como las almenas decoraron la parte superior del Calmécac se les dio ese nombre, debido a su similitud con la arquitectura medieval en los fuertes.
Se haya también, una mandíbula humana esgrafiada, que muestra un proceso de tallado en el hueso, en el cual se han grabado imágenes en el exterior de la Xiuhcóatl o Serpiente de Fuego, y en el interior la Mixcóatl o Serpiente de Nube (correspondiente a la vía láctea). Esta técnica, similar al esgrafiado de los edificios, se realizaba inmediatamente después de la muerte y se debía a que así, al tener los huesos frescos se evitaban las fisuras o daños que se pudieran efectuar durante el proceso.
Durante las excavaciones se identificaron tres etapas constructivas, aunque los vestigios que se muestran en este lugar guardan relación con las etapas VI (1486 a 1502) y VII (1502 a 1519) del Templo Mayor de Tenochtitlan, época de los mandatos de los reyes Ahuitzol y Moctecuhzoma II, como tlatoanis de Tenochtitlan.
Además, hay cerámica doméstica y ceremonial, cajetes policromos, trípodes Azteca II (1325-1400 d.C.) y Azteca III y IV (1400-1521 d.C.), platos, un cuenco, objetos de madera (un pilote, una coa y una vasija miniatura que representa a Tláloc), cinco cuchillos de pedernal, dos de color café y tres blancos; dos puntas de proyectil de obsidiana, un objeto de concha y cinco lápidas de piedra trabajadas en bajorrelieve que se relacionan con el desmembramiento humano.
La educación era muy fuerte en el auto-control que tanto carecemos hoy en día. Esta educación era para los nobles exclusivamente, como sucedió en todo el mundo antiguo. En el México de la colonia también se dio esta deferencia en la educación, a pesar de algunos misioneros protectores de los indígenas.
La educación de las clases de escasos recursos no se dio realmente sino hasta el siglo XX en México.
Carlos Cas
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