¿Qué me importa? y ¿de qué me sirve?

Las personas hoy en día podemos encontrar dos grandes problemáticas que son: el relativismo y el consumismo. Ambos han derivado en que las personas ya consideramos mucho más importante lo que otra persona nos pueda aportar de dinero, a que lo que nos pueda ayudar en un problema determinado, por lo que es de suma importancia que tengamos en cuenta que la persona no es un medio, sino un fin en sí mismo. «Las cosas como son…» como son en realidad.

«Cada quien su rollo…» El relativismo ha influido en la intimidad en manera en la que se considera que se pueden decir las cosas al aire y que no habrá repercusiones. No todo lo que decimos puede tomarse como verdad si solo opinamos, ya que la subjetividad de las cosas va mucho más allá de lo que podamos comprender, además de ello, sabemos que cada persona es un mundo completamente diferente.

«Mientras sirva…» mientras tanto, el consumismo, ha generado que las personas sintamos la necesidad de adquirir ciertos productos y cuestiones, que no son verdaderamente necesarios, como que es más importante tener ropa de moda a tener comida saludable.

Como bien dice, somos las generaciones que hacen la dieta de la manzana, compramos aparatos de Apple, gastando estratosféricas cantidades de dinero, a reconocer que necesitamos ese mismo dinero para comer muy probablemente, lo que determinará en cierta manera la vida de los demás ya que otra de las características de las personas es la imitación.

Es por ello, que poco a poco podemos decir que en muchos aspectos las personas y la realidad de las cosas se han ido poco a poco olvidando de su verdadero significado, además en sí, dando por hecho que se tienen la verdad, cuando la realidad es una: hay tres verdades la tuya, la mía y la absoluta, pero debemos de recurrir a que nadie tiene esta última, por lo que se da a conocer el aspecto finito de la inteligencia humana.

Por medio del pensamiento y cuestionamientos constantes seremos capaces de formar una mente capaz de comprender que no podemos dejarnos llevar por las tendencias, sino que debemos de tener en mente que nadie es igual a otro, y que todo lo que hagamos puede generar grandes daños, de forma que la lucha contra el relativismo y el consumismo evitará que grandes masas se crean capaces de manipularnos.

Ana Eliza Mariscal

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