La epidemia Ad hominem

Hay momentos en la vida que cualquier persona nos pone a discutir acerca de temas que nos retan intelectualmente a entablar un diálogo acerca de nuestra vida, el futuro, la política, la religión, los deportes. En suma, temas incómodos que es inevitable tratarlos porque todos ellos nos perjudican o benefician.

En estos diálogos nos encontramos que todas las personas que conocemos no piensan igual que nosotros, de hecho, dicen lo contrario. Ante esta sorpresa es muy difícil congeniar dos posturas tan contrarias, cambia nuestra percepción y nos surge una identidad como redentora de tratar de hacerle ver la mentira que cree nuestro nuevo oponente.

Muchos de los argumentos que se dan comienzan con hechos y terminan con interpretaciones que no van de acuerdo a lo que se dijo. A la falta de herramientas para seguir defendiendo nuestra postura terminamos por ir en contra de la persona, es decir, lo hacemos personal y atacamos a quién lo dice y dejamos de prestar atención a lo qué dice. Este ataque personal es lo que se llama argumento” Ad Hominem “el cual busca desarmar a su oponente en su persona por lo que se termina diciendo: “lo dices porque eres…”, “solo un… pensaría eso”, etc. Son todos estos argumentos que desvían el objetivo para atacar a la persona.

Cualquier discusión nos incomoda, pero si son necesarias para dejar  en claro y mantener la objetividad de las cosas, se debe discutir para quitar del error o ampliar la visión de lo que nosotros pensábamos. No se trata de ser los salvadores de la verdad, sino que debemos fijarnos si realmente nuestro interlocutor está dispuesto a escuchar y es apto para entender lo que vamos a decir. Si no te encuentras a alguien así, platica con nosotros en CAFE&co. Te escuchamos.

Comments

  • Jorge Pelayo

    Un debate debe estar enfocado en ampliar la visión de ambas partes, no en agredir y humillar. La verdad es solo una y difícilmente la tendrás en todos los temas, lo que sabes puede ser parte de esa verdad, la sabiduría te llevará a ampliar esa verdad, pero la prepotencia hará que no llegues a más. El afirmar cosas, de las cuales no tienes pleno conocimiento, no es más que ignorancia y recuerda que el tener la certeza de algo no te hace más persona que tu oponente.
    Cuando discutas con alguien, siempre es mejor guiar la conversación mediante la inteligencia y no las pasiones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *