El show de México

El mundo se mueve con rapidez, cada día se presentan nuevos retos, ideologías, personas y situaciones personales, económicas y políticas que nos llevan a una vorágine de actividades que nos terminan estresando. ¿Cómo no volverse loco?

Hay muchas cosas características de la cultura que ayudan al pueblo a aguantar la presión de los gobiernos y a sacar sus frustraciones del día a día.

Los antiguos romanos son el ejemplo más claro del éxito terapéutico que tienen los espectáculos como el teatro en donde se representan las tragedias y las luchas entre gladiadores que con la violencia que conlleva este show la gente saca toda carga haciendo catarcis (purga sus penas) y sobrellevar su existencia con mejor ánimo. 

Diversas opiniones han llevado a grandes pensadores como Platón a rechazar este tipo de eventos por su falsedad, pero otros pensadores como Aristóteles encomia y promueve este tipo de eventos debido al bien que hace a la sociedad para liberarse de lo que les acontece. Además de ser una fuga para mejorar el carácter también es un distractor que nos permite detener el tiempo para volvernos a enfocar en nuestra vida.

En México la Lucha Libre es uno de esos eventos característicos que ha ayudado al pueblo a sobrellevar su vida sacando sus frustraciones y penas en el ring. Además de eso el mismo pueblo forma parte del espectáculo, no se quedan pasivos sino que enriquecen la experiencia dividiéndo la audiencia entre ricos y pobres dependiendo el lugar en dónde uno se encuentra ubicado. 

Los pobres le gritan todo tipo de cosas despectivas a los ricos y los ricos les responden. Además si te toca sentarte en la zona pobre las porras son himnos de popularismo como “voto por voto…” y si te toca la zona de los ricos se cantan porras capitalistas como “tu mamá es mi chacha”.

Ante tales gritos que podrían ser agresivos, estos terminan por ser impersonales y eliminar el estrés que podemos llevar. Cuando salimos de esta barbarie en dónde vemos a gente golpeándose y realizando diferentes tipos de acrobacias, somos capaces de volver al día a día con una actitud renovada y llena de paz. Al parecer la violencia escenificada es capaz de darnos paz.

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