
La condena de Sartre
Nuestra vida es una basura. Nos encontramos arrojados a existir, a vivir, a ser libres y a morir. Nadie ni nada nos preguntó, ni tampoco nos avisaron que los golpes de la vida serían así de fuertes. Al parecer vivimos esperando golpes sin aviso y nunca nos encontramos preparados para ellos, o al menos así lo pensamos.
Sartre describe nuestra existencia como: el estar encerrado en contra de nuestra voluntad. Supongamos que nos encontramos en un cuarto en donde no queremos estar, sin embargo, ahí estamos. Uno se puede acostumbrar a su presencia, modificar algunas cosas para salir del ocio y ocuparse en inventar o darle rienda suelta a la creatividad. Ahora, ¿qué pasaría si te das cuenta que no estás solo? sino que hay alguien más que se encuentra en la misma situación que tú: tampoco quiere estar ahí y mucho menos contigo. ¿Cómo sería tu existencia?
Las cosas serían de entrada malas, ya que ninguno quiere estar ahí pero no nos queda de otra más que convivir por lo que tratamos de hacernos la vida más agradable, dado que ambos estamos en descontento y aprendemos de lo que nos sucede para evitar cualquier confrontación. Incluso podemos comenzar a querer el bien del otro, aprendemos a amar y a darle un significado a esta existencia insufrible.
Lo que nos sucede en la vida bueno o malo tiene un sentido si nosotros se lo damos, cuando vemos las cosas desde lo que son, somos capaces de sacarle más provecho a la situación que cuando esperamos no deber ser de las cosas y no las tomamos como lo que son. La vida es una lucha constante entre lo que nos gusta y no nos gusta, entre las normas y los placeres, cuando aceptamos esto, somos capaces de elegir lo que mejor nos convenga para llegar a ser felices, sin esquemas e ideales imposibles de conseguir.
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