Entre la tendencia y la buena vibra

Frente a la invasión rusa en Ucrania ha causado mucha controversia por diversos puntos: les nuevas generaciones nacidas después de la Segunda Guerra Mundial no se imaginan el horror que las generaciones vivieron frente a la Guerra Fría y la deshumanización. A partir de ese momento el mundo pareció blindarse ante la tragedia que implicó la guerra entre dos potencias: Estados Unidos y Rusia. Por otro lado, la violación de los tratados internacionales ha causado que el mundo tiemble ante una amenaza de guerra nuclear, la cual promete consecuencias devastadoras en el mundo, no solo en los países contrincantes, sino en el globo terráqueo.

Actualmente las generaciones expresan su punto de vista en redes sociales, informan, comentan, discuten, muestran su vida y aprenden acerca de temas que son tendencia mundial, que los mismo usuarios provocan estas tendencias al recurrir información. Algunas de estas tendencias muestran el parecer y sentir de las generaciones frente a dilemas del día a día. Muchas veces las tendencias logran denunciar una falta social como el racismo, la igualdad de género o incluso, llegan a destruir la vida social de una persona como la cultura de la cancelación, desaparecemos personas de nuestras redes sociales, como si estuvieran muertos. Algunas tendencias tiene consecuencias devastadoras para unos. Pero, ¿las tendencias logran cambiar una situación mundial como el cese de una guerra?

Sabemos el peso de una tendencia social, pero frente a la guerra contra el abuso y la invasión de un país a otro, ¿hace la diferencia? Muchas personas han condenado la invasión rusa, gobiernos se han declarado, pero eso logra trascender la virtualidad para aplicarse en el mundo real. Es bueno declarar apoyo, pero ¿qué trascendencia tiene en la vida de una persona que sufre la guerra?

Buscamos cierto sentido de lograr ser útiles en la vida, pero ante la impotencia en esta situación y muchas otras, no podemos más que buscar ser útiles, mandando buena vibra o rezando, algo que sabemos que puede llegar como un consuelo a los demás, más que formar parte de una tendencia.

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