Voluntarios polacos
Desde que obtuvo la independencia, Ucrania se ha enfrentado a problemas económicos,
períodos de recesión y crisis, así como cambios políticos repentinos entre los partidarios de la integración con Rusia, la Unión Europea y Occidente. La Revolución Naranja a finales de 2004 y 2005 fue un acontecimiento dramático, y en particular la Revolución de la Dignidad
(Euromaidán) de 2014. El 24 de febrero de 2022, Rusia comenzó a invadir Ucrania.
Ante esa situación terrible, Polonia muestra su comprensión y apoyo hacia el país vecino y ofrece su ayuda. Desde el principio de la invasión, la frontera polaca ha sido cruzada por casi 3,3 millones de personas. Los ciudadanos emprenden las actividades en el servicio de socorro, por ejemplo muchos lugares se transformaron en un centro de refugiados. Algunos restaurantes cocinan solo para refugiados de buen corazón, caridad, demostrando mucha empatía y compasión. Tanto actitud impresiona no solo a ucranianos, sino también a otros países de todo el mundo. La comida es entregada al albergue principal, donde trabajan unos cientos de voluntarios.
Todo esto mientras siguen llegando buses con gente y otros se van, transportando a
ciudadanos a otras ciudades más grandes, donde muchos refugiados tienen familia o amigos. Los polacos han abierto las puertas de sus hogares para recibir a quienes se vieron obligados a huir a causa de la guerra. También cerca de la frontera, voluntarios preparan comida, ropa, y camas para los miles de ucranianos que llegan todos los días.
Aunque los ucranianos dicen que son tan bien recibidos que se sienten como si estuvieran en su propio país, muchos de ellos están volviendo a Ucrania. A pesar de que temen por su vida y por la de sus hijos, en realidad no desean quedarse en los países occidentales y prefieren regresar con los suyos. En las primeras semanas, eran, sobre todo, hombres que querían unirse a la lucha contra las tropas rusas. Ahora esa tendencia ha cambiado. Cada vez hay más mujeres y niños refugiados, que quieren volver a casa. Muchos refugiados ucranianos que llegaron a Polonia también se negaron a trasladarse a otros países occidentales. Prefirieron quedarse aquí, en Polonia, donde la proximidad de su país no es solo física, sino también mental y emocional y la barrera idiomática es menor, mientras esperan la paz y un rápido regreso a casa o iniciar una nueva vida en otro país.
Podemos discutir cuál de estas actitudes es más valiente, pero eso no nos llevará a ninguna
parte porque ambas acciones tienen que ver con factores diferentes. Los que salen a luchar
arriesgan su propia vida en nombre de la patria para defender sus fronteras y su soberanía, lo cual es sumamente heroico. A su vez, los que quedan deben enfrentar la nueva realidad, las diferencias culturales y morales, las barreras del idioma y las formalidades legales. Hay
pancartas con expresiones ucranianas y sus equivalentes en polaco e inglés en las calles
polacas para facilitar la comunicación entre las naciones. Mi madre es maestra en un jardín de infantes, donde ella misma hizo tales carteles y, a pesar de no saber ucraniano, hace todo lo que está a su alcance para que los niños ucranianos se sientan comprendidos y aceptados en el nuevo entorno. Inculca la tolerancia en otros niños y crea un espacio seguro y cómodo.
Aunque los polacos sienten un miedo constante a las represalias de Rusia por estar del lado de Ucrania, no desisten de sus acciones. El presidente de Ucrania Volodímir Zelenski agradeció al presidente polaco, Andrzej Duda, y a los ciudadanos de Polonia por el apoyo brindado desde el estallido de la guerra en Ucrania.
Małgorzata Pękalska
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