Conocimiento en Sócrates
El conocimiento surge a partir de cuestionamientos e incomodidad de las personas para que se sacudan de su estado ignorante para lograr hacer conciencia de las cosas, interiorizarlas para poder formular enunciados con validez universal con un toque personal. Es decir, que el conocer implica saber de algo pero con nuestras propias palabras.
Comprometerse con el conocimiento es un viaje estimulante que comienza con preguntas e incomodidad. Insta a las personas a sacudirse la ignorancia y desarrollar una profunda conciencia de su entorno. Este proceso de internalización nos permite articular ideas con validez universal, impregnadas de nuestra perspectiva única. La comprensión genuina implica más que simplemente captar información; Implica expresarlo con nuestra propia voz auténtica. El conocimiento es una fuerza dinámica, que evoluciona constantemente a medida que adquirimos nuevas experiencias y conocimientos, enriqueciendo nuestra comprensión del mundo. Abraza la emoción de saber, porque abre la puerta a infinitas posibilidades y enriquece nuestras vidas de innumerables maneras.
Sócrates enseñaba y aprendía por medio del diálogo, esto es lo que lo lleva a desarrollar su propia metodología, la mayéutica, como un camino de sabiduría en conjunto, tejiendo los conocimientos por medio del diálogo para llegar a uno superior.
—¿Cómo dices, Diotima? —le dije yo—. ¿Emonces Eros > es feo y malo?
—Habla mejor —dijo ella—. ¿Crees que lo que no sea bello necesariamente habrá de ser feo?
—Exactamente. 2áia
— ¿Y lo que no sea sabio, ignorante? ¿No te has dado cuenta de que hay algo intermedio entre la sabiduría y la ignorancia?
—¿Qué es ello?
—¿No sabes —dijo— que el opinar reciamente, incluso sin poder dar razón de ello, no es ni saber, pues una cosa de la que no se puede dar razón no podría ser conocimiento, ni tampoco ignorancia, pues lo que posee realidad no puede ser ignorancia? La recta opinión es, pues, algo así como una cosa intermedia entre el conocimiento y la ignorancia.
—Tienes razón —dije yo.
—No pretendas* por tanto, que lo que no es bello sea t necesariamente feo, ni lo que no es bueno, malo. Y así también respecto a Eros, puesto que tú mismo estás de acuerdo en que no es ni bueno ni bello, no creas tampoco que ha de ser feo y malo, sino algo intermedio, dijo, entre estos dos.
—Sin embargo —dije yo—, se reconoce por todos que es un gran dios.
—¿Te refieres —dijo ella— a todos los que no saben 0 también a los que saben?
—Absolutamente a todos, por supuesto. los que son fecundos según el alma,., pues hay, en efecto
—dijo—, quienes conciben en las almas aún más que en los cuerpos lo que corresponde al alma concebir y dar a luz. ¿Y qué es lo que le corresponde? El conocimiento y cualquier otra virtud, de las que precisamente son procreadores todos los poetas y cuantos artistas se dice que son inventores. Pero el conocimiento mayor y el más bello es, con mucho, la regulación de lo que concierne a las ciudades y familias, cuyo nombre es mesura y justicia.
En este diálogo, Sócrates está hablando con una mujer sabia llamada Diotima. Él le pregunta si Eros, el dios del amor, es feo y malo. Diotima lo desafía, preguntándole si las cosas que no son bellas deben ser necesariamente feas, y si las cosas que no son sabias deben ser necesariamente ignorantes. Ella sugiere que hay un estado intermedio entre la sabiduría y la ignorancia, que ella llama la opinión correcta. Diotima argumenta que el hecho de que algo no sea bello o bueno, no significa que sea necesariamente feo o malo; Podría ser algo intermedio. También señala que Eros, al no ser ni bueno ni bello, no debe asumirse como feo y malo, sino más bien como algo intermedio. Luego discute cómo Eros es un gran dios reconocido tanto por los que saben como por los que no saben, y explica el concepto de procreación en el alma. El diálogo toca la naturaleza del amor, la belleza y la sabiduría, y cómo Eros encaja en estos conceptos.
El conocimiento es un diálogo que crece y va desarrollando desde la confrontación para lograr un acuerdo común de puntos de vista. Este diálogo surge del amor por la verdad, de crecer con el otro para alcanzar un nivel más alto en el saber.
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