El Monstruo de la Comodidad

Para hacer el bien, hay que conocerlo. Hoy en día estamos en una sociedad rica en información y pobre en formación. Necesitamos de líderes no solo con ideas sino con creencias y valores. Las ideas se tienen, en las creencias se está. ”El hombre que mueve montañas empieza apartando piedritas” como decía Confucio. Todas las decisiones en nuestra vida tienen costos y beneficios que al elegir, se debe de renunciar a lo demás. Ante la incertidumbre siempre hay que actuar con contundente información y formación para que la elección sea auténticamente libre y acertada.

Dicen que los seres humanos hemos eliminado de nuestro existir eso que se llama valor. Si son intangibles como lo son el amor, la fe, el cariño, ¿como es posible que hayamos dicho que han desaparecido si no podemos tocarlos ni verlos? Los valores se llaman así porque al practicarlos te vuelve más valioso.

Se nos presenta hoy un Monstruo de la Comodidad que son todos esos valores que nos quitan la tranquilidad, que nos hacen creer que sin ellos estaremos más a gusto. «Todo lo que cueste trabajo hoy en día no está de moda. Si no es practico o se da en el momento, no sirve.»

 El Primer plato que se ha devorado es : la Familia
Hemos sustituido la antropología por la ecología, hemos determinado el valor de un ser humano de forma relativa, nos hemos olvidado de la familia funcional, queriendo ser tolerantes ante lo que sea con tal de encajar. El ser humano es esencia pura. El problema del hombre actual es que existe cómodamente que ese “quien”, ese ser ontológico, en ocasiones sea un “que” y en otras un “quien”, hemos reducido antropológicamente a la humanidad. La familia es la célula de la sociedad. Se aprende la solidaridad, el respeto a las reglas, el perdón y el amor por el otro y los demás valores humanos.

 Plato fuerte: la Moralidad
La moralidad es necesaria para la estabilidad de una sociedad. Viene de nuestra moral natural, que tenemos implícita desde que nacemos, está en lo último de nuestro ser. Es un juicio de razón que impulsa al hombre a hacer el bien y evitar el mal. No todo lo legal es ético ni todo lo técnicamente posible es moralmente admisible. Sin honestidad, justicia y lealtad se pierde toda moralidad, se carece de confianza. Ser leal merece confianza porque es firme en sus afectos e ideas, ni engaña ni traiciona. Como decía Aristóteles ”El hombre sin virtud es el más impío y salvaje de los animales, y el peor en lo que respecta a los placeres sexuales y a la gula”.

Se nos presenta una sociedad que vive en el relativismo: cada quien tiene su propia verdad, todo es relativo. Nada de prudencia ni ecuanimidad. Prudente es aquel que piensa las cosas dos veces antes de hablar o actuarse, que busca no lastimar a terceros, que está dispuesto a sacrificar, hacer o decir algo con tal de no herir al otro. Implica renuncia ante un placer o comodidad. Ecuanimidad ayuda a que haya justicia. Aplica justicia basada en la verdad. En pleno siglo XXI las leyes confunden a la humanidad y no dejan ver claro entre lo que es legal y lo que es en realidad ético.

 Postre: la voluntad y responsabilidad
Como consecuencia de todo esto es coste el hedonismo, concupiscencia, injusticia, consumismo, extorsionismo, irascibilidad, vicios y todo lo que hace del ser humano un simple objeto.
Actualmente los retos y esfuerzos del hombre actual apuntan hacia la búsqueda del placer y del bienestar a toda costa, además del dinero. Hedonismo significa que la máxima del comportamiento es el places por encima de todo, así como ir alcanzado progresivamente cuotas más altas de bienestar. su código es la permisividad, la búsqueda avisa del placer y el refinamiento. Todo acto tiene un efecto positivo o negativo nada es casualidad, todo es causalidad. Hemos abusado de esa libertad, nos hemos encandilado y por ende el hombre actual se ha hecho cómodo, tanto que ha optado por el mal. Según Santo Tomas de Aquino la razón del mal de estas transgresiones se encontraba en el intento de conseguir sin Dios lo que Dios estaba dispuesto a otorgar libremente: la felicidad eterna.

El hombre tiene una inteligencia que permite captar la verdad basada en la realidad y no en ideas particulares y la voluntad que es la capacidad de contenernos ante actos que sabemos contrarios a nuestra dignidad. La sociedades no construye identidades a comodidad, sino refuerza la identidad innata o la destruye. No podemos asumir que porque algo es común es normal. Sentirse amado es una necesidad natural del ser humano y en la práctica sexual se combina cuerpo y alma al unísono, puesto que ontologicamente eso somos. Vivimos una enfermedad espiritual donde se busca
saciarse con cosas materiales y banales como el consumismo, sexo, siegas, indisciplina y desorden. Platón hablaba de ella 400 a.C. “No puedes saciar algo espiritual con algo material.”

La sociedad nos ha hecho pensar que la gente no tiene tiempo. Si das tu tiempo para lo que sea, que no sea tu propio bienestar, estás incomodándote y eso no te hará feliz.

Ten un tiempo para leer, haz un alto para estudiar, puedas dejar de ser un señor de salidas eternas con los amigos, detenernos para conocer nuestra religión, salirnos de la comodidad relativista que nos estanca y no nos permite superarnos como humanidad.

Conoce de donde venimos, a donde vamos y sobre todo, que ese alto que hagamos sea incómodo, sea al servicio de los demás.

La libertad física es externa sin vinculación material, la libertad sociológica se refiere a la autonomía de la que goza el individuo frente a la sociedad, la libertad psicológica es la capacidad del individuo de no sentirse obligado a actuar a partir de una motivación más fuerte, la libertad moral es la capacidad de actuar en función de un valor de acuerdo a la razón sin dejarse dominar por los impulsos e inclinaciones de la sensibilidad, implica adhesión a los valores morales, hasta lograr la virtud. Virtud de hacernos líderes de nosotros mismos.

Lo que permite al hombre ser es el ejercicio de la libertad, ya que vivir es actuar y para actuar, se deben tomar decisiones. Los bienes verdaderos dan valor antropólogico a la persona, la ayudan a autodeterminarse, autogobernarse y a trascender. Los bienes desordenados no son verdaderos pero que lo son buenos en ese instante porque representan inmediatez, placer y felicidad momentáneos pero a la larga hunden en vacíos existenciales. Si eliges de acuerdo a tu razón verdadera buscando su fin último armónica y jerárquicamente entonces alcanzas el valor, que es el verdadero bien objetivo.

Eduardo Martínez

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