
Hombre al agua
Algunas veces en la vida nos sentimos como si no perteneciéramos, como si no estuviéramos, como si fuéramos un hombre en alta mar, sin una nave que guiar sino que es arrastrado por la corriente.
Los antiguos marineros se encargaban de permanecer en el barco para llegar a determinados puntos sin perderse ni desviar su curso, sabían a qué *puerto ir y eran capaces de poner todo su esfuerzo para llegar a tierra firme. Cuando caía un hombre al agua, se corría el riesgo de perderlo en la inmensidad del mar, de las oportunidades de la vida ya que cualquier cosa podía acontecer en alta mar: ser comido, ahogado o quedar náufrago.
La vida sigue, a pesar de los problemas que puedan suceder, así como el buque que lleva a puerto seguro. Si nos distraemos o queremos soltar nuestra responsabilidad corremos el riesgo de caernos, dejarnos llevar hasta desviarnos de nuestro proyecto inicial hasta perdernos a nosotros mismos.
El riesgo existe pero también la respuesta a nuestra vida la encontramos en nosotros mismos a través de instrumentos de navegación (quiénes somos y qué queremos) al ser honestos sabremos lo que realmente queremos si somos conscientes de lo que buscamos.
Jorge Pelayo
Nosotros como seres Humanos, tenemos el fin de ser felices. No debemos confundir la felicidad con el placer, porque, aunque al perfeccionarnos hacia nuestro fin obtendremos placer, no significa que todo lo que da placer nos acerca a nuestro fin.
Nosotros somos cuerpo y alma, por eso la felicidad que buscamos debe ser una orientada hacia la plenitud y perfección.
Cuando los problemas nublan nuestra visión, debemos recordar que contamos con inteligencia para resolvernos y que tenemos la potencia de lograr nuestro fin, que es la felicidad.