La actitud del emprendedor
El mundo actual tiene diversas exigencias que han llevado a la humanidad a evolucionar para cubrir sus necesidades. Ante estas circunstancias ha sido necesario reinventarnos para lograr mayores beneficios y comodidades, es por eso que hoy día encontramos mayores retos que pocos han logrado atender estas necesidades: los emprendedores. Empezar puede ser fácil, pero mantener el paso a pesar de los fracasos, mantener la idea hasta lograr su ejecución resulta ser difícil.
Para emprender es necesario contar con una idea clara de lo que se quiere, es necesario ser conscientes de nuestras metas y los efectos o consecuencias de lo que pensamos y cómo pensamos. Con una meta fija podemos ver el mundo y encontrarle sentido con nuestros actos para solucionar una necesidad actual. Se trata de visualizar lo que queremos, lo que pasará si lo hacemos y cómo actuamos para conseguirlo. Emprender consiste en responder a las necesidades y oportunidades del negocio, sus clientes y empleados.
Emprender radica en la capacidad de volver a empezar y mantener el ritmo a pesar de las dificultades y fracasos, además de tener la claridad de ver el mundo como lo es, no como lo aparenta o como le parece, sino tal cual es, con vistas a promover una nueva forma de solucionar distintas necesidades. Además, es capaz de ubicarse en el rol en el que se encuentra y se encarga de trabajar en lo que sabe, por lo que se autorregulará cara a la verdad y al bien sin caer en extremos ni pretensiones perfeccionistas. Sabrá con humildad de lo que es capaz y de lo que no es. Cuando da su palabra se sabe que lo cumplirá ya que cuenta con la motivación suficiente para llevarlo a cabo. El trabajo que realiza es a pesar de las dificultades y siempre bien hecho. Se enfrenta a los retos de seguir avanzando sin perder el ritmo. Es quien se encuentra en contacto consigo mismo y tiene la prudencia para actuar de la mejor manera posible sin comprometer su sistema de valores, ya que conoce y distingue muy bien lo que tiene que hacer de lo que no. Tiene la capacidad de auto-exigirse sin necesidad de presiones externas, ya que a lo que se compromete lo lleva a cabo bien hecho y de la mejor manera posible.
Es decir, emprender hoy en día es algo que nos impulsa a mejorar el mundo, a facilitar procesos para mejorar la vida de los demás y de perseguir un fin mayor que uno mismo, en cambio sí nos percatamos que tiene partes y se conforma de virtudes eje para la vida, esto nos puede parecer más fácil y llevadero.
En suma, las virtudes[1] necesarias para ser emprendedor son:
- Orden: Su armonía, su equilibrio interior, su moderación, su autodominio. El orden es una virtud que se encuentra en la base de todas los demás, a los que sirve de apoyo.
- Humildad: Modera el desordenado apetito de la propia excelencia y por la que se reconocen las diversas limitaciones personales.
- Perseverancia: Busca estar en continua motivación y reflexión sobre el bien que se ha propuesto, intentando una y otra vez, comenzar y recomenzar, hasta alcanzar la meta porque sabe que es un bien.
- Magnificencia: El magnífico es el que capaz de canalizar muchos esfuerzos y recursos económicos y materiales en la realización de buenas obras.
- Magnanimidad: Es el que se propone metas altas en la vida, el que no admite la mediocridad en lo que realiza.
- Solidaridad: Quien la vive, no reducida a una especie de sentimiento y paz social, sino como una virtud humana
- Prudencia: Es la recta razón en el obrar: esta virtud inclina a actuar bien, a clarificar el fin y a buscar los medios más convenientes para alcanzarlo.
Todas estas virtudes conforman lo necesario para que una persona emprenda, son hábitos que día con día podremos adquirir hasta que formen parte de nosotros. El reto es ser una persona de palabra ante las diferentes posturas que haya, oportunidades o circunstancias lo más importantes es mantenernos fieles a nosotros mismos.
¿Se puede medir el emprendurismo?
A partir del estudio de las virtudes en CAFÉ&co. Se nos ocurrió cuantificar las virtudes para poder enseñarlas de una manera práctica sin recurrir a meras definiciones que se vuelven teóricas. Desde la necesidad de desarrollar una guía objetiva de las virtudes que conforman al emprendedor es posible cuantificar la frecuencia de las conductas esperadas para determinar si se tiene o no lo necesario para emprender, y cómo es posible llegar a serlo. Nos basamos en las manifestaciones de las conductas de una persona que emprende y decidimos automatizar el autoconocimiento con un test que mida el emprendurismo.
¿Tienes madera de emprendedor?: https://forms.gle/rPUTdhDehd7xha1V6
[1] La palabra virtud proviene del vocablo latino virtus que equivale al término vis, cuyo sentido es “fuerza”… significa un hábito adquirido que perfecciona o refuerza a alguna potencia activa… estas no sólo tienen una aceptación moral sino son también tomadas como habilidades técnicas e intelectuales. MILLÁN-PUELLES, Antonio. Léxico filosófico. Ediciones RIALP. España, 2002. P.594
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