La ayuda inestimable

Cuando Rusia atacó a Ucrania, todo el mundo se quedó paralizado de terror. Eso fue
lo que muchos esperaban, pero nunca querían que pasara. Sin embargo, aunque todos tenían miedo de Rusia a causa de su potencial económico y la cantidad de las armas nucleares, muchísimos países del todo el mundo decidieron sancionarla, y ponerse del lado de Ucrania. El país que se ve más afectado de ese conflicto es Polonia, porque acoge la mayor cantidad de los refugiados. Aunque esta situación es muy difícil, nos da una gran lección y muestra qué valores son más importantes en la vida.
Lo que debería ser una cuestión ordinaria, pero me hace mucha impresión, es la
humanidad que los polacos han mostrado a todo el mundo. Cuando la guerra empezó, ellos
recientemente ofrecieron ayuda a los ucranianos: organizaron las recogidas de fondos,
ayudaron a comunicarse en las estaciones de trenes y ni siquiera ofrecieron habitaciones en
sus propios pisos. De esta manera mostraron sus corazones abiertos y su postura
impresionante de la que se podía leer en los periódicos de todo el mundo. No hay un país que haya reaccionado tan inmediatamente y firmemente en este caso como Polonia.
Además, lo que se debe apreciar es la indulgencia de los polacos. A partir del 24 de
febrero, más de 3 millones de refugiados han llegado a Polonia, lo que es el mayor flujo
migratorio en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Este acontecimiento genera varios
problemas para Polonia, porque el gobierno polaco tiene que garantizar a los ucranianos el
alojamiento, el trabajo, el acceso a la educación y la atención sanitaria. Eso es una gran carga
para el presupuesto público, lo que influye en un aumento de la inflación que ya es de 12,4%
y se estima que puede alcanzar 15% o ni siquiera más. Sin embargo, los polacos en mayoría
aceptan esta situación a pesar de los inconvenientes.
Lo que más me conmueve es el deseo de ayudar que se ve por todas partes. Los
refugiados ucranianos en Polonia pueden contar con los boletos de transporte público
gratuitos, las lecciones del polaco, las prestaciones sociales, el acceso a las informaciones en su idioma materno. Además, algunas empresas privadas organizan por su cuenta las
atracciones estupendas para animar a la gente, especialmente a los niños. Por ejemplo, los
cines de vez en cuando invitan a los menores a ver una película gratuita en ucraniano.
También los voluntarios consiguen los libros en su idioma y los entregan a las librerías para
que la gente pueda disfrutarlos. Todo eso es para que los refugiados olviden por un momento la guerra y encuentren un poquito de felicidad.

«Los polacos saben de qué huyen los ucranianos. Nuestra historia es similar. También
nosotros, los polacos, hemos vivido la traición de grandes países. A pesar de los acuerdos de ayuda firmados, no recibimos esta ayuda en septiembre de 1939» dijo Eryk Mistewicz, el consejero político de Polonia. Creo que por eso ofrecemos tanto apoyo a los refugiados de
Ucrania. Recordamos las historias de nuestros abuelos sobre la crueldad que sufrieron
durante la Segunda Guerra Mundial y la impotencia que sentían cuando ninguno de los otros
países les quería ayudar. Estoy orgullosa de que mi país se haya comportado de otra manera y que haya echado una mano a las personas que lo necesitaban.

Malwina Koss 1H1

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