La educación siembra

En el Diálogo del Fedro, una de las obras filosóficas más importantes de Platón, el famoso filósofo griego aborda el tema de la educación y lo compara con una siembra. Según Platón, la educación es un proceso gradual y orgánico, similar a la forma en que una semilla se planta en la tierra y con el tiempo se convierte en una planta frondosa y productiva.

Platón habla de la educación como una siembra, en dónde los conocimientos se adhieren a la persona, al alumno, y con el paso del tiempo surgirán los frutos. La educación no es instantánea, sino que se va madurando y va formando parte de nuestro ADN, hasta llegar a situaciones que requieren de la aplicación de esos conocimientos.

Siguiendo esta metáfora, Platón nos invita a pensar en la educación como un proceso de cultivar y nutrir el conocimiento en la mente de los estudiantes por medio del ingrediente necesario: el amor. Al igual que una semilla que requiere de cuidados, riego y nutrición (amor) para crecer, los conocimientos adquiridos a través de la educación también necesitan ser cultivados y alimentados para que florezcan y den frutos.

Platón enfatiza que la educación no es un evento instantáneo o una mera acumulación de información, sino un proceso que requiere tiempo y dedicación. Los conocimientos deben ser internalizados y convertidos en sabiduría práctica, de manera que puedan ser aplicados en situaciones de la vida real. Al igual que una planta que necesita tiempo para desarrollar sus raíces y fortalecer su estructura, los conocimientos también requieren de un proceso de asimilación y comprensión profunda.

Además, Platón plantea que la educación no solo se trata de adquirir conocimientos teóricos, sino también de fomentar el desarrollo moral y ético de los individuos. Para Platón, la educación no solo tiene como objetivo formar mentes inteligentes, sino también forjar caracteres virtuosos y ciudadanos responsables. Él creía firmemente en la importancia de educar a los individuos en valores como la justicia, la sabiduría y la temperancia, con la finalidad de crear una sociedad justa y equitativa.

«Más bien, los jardines de las letras, según parece, los sembrará y escribirá como por entretenimiento; y al escribirlas, atesora recordatorios, para cuando llegue la edad del olvido que le servirán a él y a cuantos hayan seguido sus mismas huellas. Y disfrutará viendo madurar tan tiernas plantas, y cuando otros se dan a otras diversiones y se hartan de comer y beber y de todo cuanto con esto se hermana, él, en cambio, pasará, como es de esperar, su tiempo distrayéndose con las cosas a las que me refería. Así es, en efecto, querido Fedro. Pero mucho más excelente es ocuparse con seriedad de esas cosas, cuando alguien, haciendo uso de la dialéctica y buscando un alma adecuada, planta y siembra palabras con fundamento, capaces de ayudarse a si mismas y a quienes las planta, y que no son estériles, sino portadoras de simientes de las que surgen otras palabras que, en otros caracteres, son canales por donde se transmite, en todo tiempo, esa semilla inmortal, que da felicidad al que la posee en el grado más alto posible para el hombre.»

Según la visión de Platón en el Diálogo del Fedro, la educación es un proceso de siembra y cultivo de conocimientos, donde se necesita tiempo, dedicación y un enfoque integral que incluya tanto la adquisición de saberes teóricos como el desarrollo moral. Al entender la educación como un proceso gradual y enriquecedor, podemos apreciar su influencia y trascendencia en el desarrollo de las personas y de la sociedad en su conjunto. Es por medio del amor a la sabiduría que el maestro es capaz de sembrar la semilla de la educación en sus alumnos.

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