
La Iliada y la filosofía
La Ilíada comienza no con el rapto de Helena, y tampoco se trata de la batalla de Troya, sino del berrinche de Aquiles al no decidirse si va a la guerra o no. Pero la historia no comienza con actos humanos, sino con los divinos. Un día todos los dioses están en el Monte Olimpo celebrando el nacimiento de un nuevo dios, cuando la diosa Iris, diosa de la discordia, llega al festejo y se queja de no haber sido invitada. Para mostrar su buena intención decide hacer un regalo, saca una manzana y la ofrece a “la diosa más bella”. En ese momento se acercan a reclamar el premio Hera, diosa de la familia y el matrimonio; Atenea, diosa de la sabiduría y la guerra; y Afrodita, diosa de la belleza y el amor. Y comienzan a discutir entre ellas quién era la más bella. Al no ponerse de acuerdo deciden solucionar el conflicto con Zeus, pero Zeus tiene las manos atadas: su esposa, hija y amante están disputando su belleza, si escoge a cualquiera de ellas las otras dos se enojarán, y nadie las quiere ver enojadas ¿qué hacer? Al retirarse del conflicto, las diosas en discordia deciden ir al mundo de los mortales a arreglar el asunto. ¿A quién escoger? Entre todos los mortales habían unos bellos y feos, pero ¿quién podría juzgar de entre todas las belleza, la más bella de todas? Cualquiera se emocionaría, tendría que ser alguien en específico: el hombre más bello, para que así pudiera distinguir de entre todas las bellezas, la más bella de todas. Este hombre bello fue Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, quien tenía fama debido a su belleza. Las diosas se presentaron ante él y trataron de convencerlo para que premiara a la más bella con la manzana, entre promesas y halagos, Paris escoge a Afrodita, ya que ella era la diosa que le prometió darle lo que él más deseaba: a la mujer más bella: Helena. Paris reclama su premio y rapta a Helena y se la lleva a Troya, lo que no sabía era que Helena estaba desposada con Menelao, el hermano de Agamenón, el hombre más poderoso de Aquea. Es así que comienza una batalla que dura 12 años en resolverse.
Así y muchas otras historias son relatadas en los mitos, y ante tal incongruencia de los dioses, que deberían ser perfectos o comportarse mejor que los hombres además de ser poderosos, vivían peor que animales: se traicionaban, rompían promesas, faltaban a la justicia, eran despóticos, celosos, envidiosos, etc. Los hombres no eran tan malos como eran ellos.
Así es que en este momento surge la filosofía: esta búsqueda racional para encontrar la respuesta a las grandes interrogantes humanas desde la razón y no desde los mitos y la magia. Los dioses ya no son suficientes para responder al sentido de la vida, ahora es la razón y por medio de la observación de la naturaleza el hombre se asombra de sus operaciones. Además de contar con esclavos que le hacen de comer, agricultores que trabajan sus tierras, sacerdotes que interpretan los designios divinos, políticos que controlan la polis o ciudad-estado, etc. No queda de otra más que contemplar el mundo, entonces comienza a filosofar.
Deja una respuesta