
La Noche Triste
Durante la conquista de Hernán Cortés a lo que hoy es México, supo que un pueblo dominaba casi todo Mesoamérica, Los Mexicas descendientes de los Aztecas. Ellos se ubicaban en un valle inundado por lagos, cuyo principal era el de Texcoco, habitaban un islote llamado Tenochtitlan.
Según las traducciones del Códice Aubin las reglas de la guerra para los mexicas indicaban que eran necesarias tres entrevistas previas al conflicto, con el Tlahtocan, un consejo supremo que apoyaba en las decisiones al Huey Tlatoani (Gran Señor), una voz náhuatl para referir a los gobernantes del Valle de México. Moctezuma Xocoyotzin o Moctezuma II ocupaba ese puesto cuando llegó Hernán Cortés a Tenochtitlán por primera vez, el 8 de noviembre de 1519. Durante los meses de diálogo, los conquistadores fueron acogidos y se les ofrecieron piedras preciosas y ritos que facilitaran el don de la palabra.
Posteriormente, Moctezuma fue apresado por los españoles. Debido a que Hernán Cortés
abandonó Tenochtitlán temporalmente para resolver una situación de enfrentar a un ejército español que venía a arrestarlo, por no tener permiso de conquistar, solo de exploración. Así que dejó a su capitán Pedro de Alvarado al mando; él, a su vez, decidió atacar a los mexicas durante sus celebraciones estivales en el Templo Mayor de la Ciudad. Según traducciones del Códice Florentino, no quedó nadie vivo. Cuando regresó Hernán Cortés, vio el gran disgusto que ésta acción había causado, desbordando la ira de la población, que los cercó en el Palacio de Axayácatl, en el centro de un complejo sistema de islotes y canales laberínticos que caracterizaban a la antigua capital mexica. En la revuelta, Moctezuma fue apedreado por su propia gente, y hecho muerto.
Cortés, al darse cuenta de que estaban perdidos, aprovecharon que los Mexicas no peleaban de noche para huir con los bolsillos cargados de todo lo que pudieron saquear del Palacio que se les había dado como cobijo.
Pero una persona los vió y dió la alarma para detenerlos. Así que en el ataque de los Mexicas, las chinampas (islotes de tierra construidos manualmente) y los canales que eran la antigua geografía de la ciudad, les jugaron una mala pasada. El lodo atrapó sus pies pesados por las armaduras y la avaricia del oro que llevaban, perecieron muchos de los soldados españoles.
Al llegar a Tacuba, donde la tierra ya era firme, Cortés miró alrededor y vio que estaba solo y que su ejército había sido diezmado como respuesta a la muerte del gobernador mexica. El mito dice que el conquistador se puso a llorar bajo el cobijo del ahuehuete, del que solo quedan hoy unas raíces monumentales, un ahuehuete de más de 500 años recuerda un episodio de la resistencia indígena en el que el conquistador español fue derrotado.
Aunque hay dudas respecto al episodio que lo hizo famoso, hay una placa que recuerda que el conquistador español Hernán Cortés lloró al pie de un árbol al ser derrotado por la resistencia mexica, que ocurrió el 30 de junio de 1520, un año antes de la caída de la Gran Tenochtitlán.
El lugar está ubicado sobre la Calzada México-Tacuba, una arteria vial que sale al norte de la Ciudad de México y el árbol, que es un ejemplar de ahuehuete, muestra unas raíces gigantes que están encerradas tras una reja instalada en 2013, que intenta protegerlo de que vuelvan a prenderle fuego.
Cerca está la estación de metro Popotla, que se representa con el pictograma de un árbol; un pequeño parquecito rodea el ahuehuete, en una ciudad donde no abundan los espacios públicos abiertos.
El episodio que lo hizo famoso fue referido por el por el propio Cortés en sus cartas a la Corona española, en las que tuvo que explicar la muerte de «150 españoles y 45 yeguas y caballos, y más de 2.000 indios que servían a los españoles».
Cortés no refiere su llanto, pero sí Bernal Díaz del Castillo, otro español conquistador, cronista de indias. En sus relatos del episodio, el cronista narra que cuando Cortés y sus capitanes llegaron a la ciudad prehispánica de Tacuba, esa noche, «la encontraron de aquella manera, vieron que no llegaban más soldados y se le saltaron las lágrimas».
Cuando volvió a ser atacado, Hernán Cortés dió la batalla, y esta vez ganó y regresó a
Tenochtitlan.
El Señor de Texcoco, Cuitláhuac, fue elegido en como Tlatoani del Valle de México y sería el penúltimo, sucedido finalmente por Cuauhtémoc en 1521.
Un año después de la noche triste caía la Gran Tenochtitlán.
Muchas veces, uno ve toda la situación perdida, y que ya nada tiene remedio, pero si uno tiene fe, puede salir adelante y finalmente lograr el objetivo.
Carlos Cas
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