Las lápidas

Cuando morimos las tumbas no tienen una lista de las intenciones o los planes que tenías, los epitafios son acerca de las acciones realizadas: los logros realizados o las fallas cometidas. Cada acción que realizamos en la vida, se queda en la memoria de quienes han convivido con nosotros, por lo que la percepción de nuestros actos cobra sentido cuando vislumbramos la muerte.

De las lápidas se trata de hablar de las bondades o maldades de los seres queridos, es por medio de este mensaje el legado de la persona, es la huella que dejó o su trascendencia. Muchos personajes famosos han sido recordados con frases simples, como si fuera un resumen de su vida, lo que más les importaba.

Johann Sebastian Bach: «Desde aquí no se me ocurre ninguna fuga».

Groucho Marx: “Perdonen que no me levante”

Frank Sinatra: “Lo mejor está por llegar”

Edgar Allan Poe: «Nunca más»

Francisco De Quevedo: “Qué mudos pasos traes, ¡oh! muerte fría, pues con callados pies todo lo igualas”

Moliere: “Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”.

Winston Churchill: «Estoy listo para encontrarme con mi creador. Si mi creador está listo para encontrarse conmigo es otra cosa»

William Shakespeare: «Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos».

Cristobal Colón: «¡O restos e imagen del gran Colón Mil siglos durad guardados en la urna Y en la remembranza de nuestra Nación!»

Alejandro Magno: «Una tumba es suficiente para quien el Universo no bastara»

La muerte en el hombre es lo que hace que despertemos en vida, es decir, es la llamada de atención que tenemos para hacer que valga la pena la propia existencia. No podemos reducir nuestra muerte a un cese de signos vitales o el dejar de existir, sino que buscamos algo mas: trascender, nuestra vida no puede ser así de simple, buscamos darle un sentido, saber que hemos valido la pena de estar en el mundo.