Los alcances del orden

Cuando organizas tu espacio por completo, transformas el escenario que te rodea. El cambio es tan profundo que sentirás que vives en un mundo totalmente distinto.

El orden nos ayuda a disponer de más tiempo, a ser más eficaz, aumenta el rendimiento y consigue más fácilmente los objetivos previstos. También proporciona tranquilidad, confianza y seguridad, evita disgustos o contratiempos y  ayuda a ser más cosas con menos esfuerzo.

«Si organizas todo de un tirón, y no poco a poco, podrás cambiar tu mentalidad drásticamente. Eso acarrea un cambio tan profundo que alcanzará tus emociones y afectará irresistiblemente tu manera de pensar y tus hábitos… Este enfoque es la clave para evitar el rebote.»

Gracias al orden podemos organizar mejor el tiempo y las ideas, somos capaces de sacar mayor partido a lo que vemos y aprendemos. EL libro «La magia del orden» por Kono Mari nos muestra que el orden en las cosas es un reflejo de lo que hay en el alma. La propuesta es tener lugares que nos den gusto, es decir, estar en donde queremos estar y cómo queremos estar.

Necesitamos ejercer el autocontrol y resistirnos a guardar nuestras cosas hasta que hayamos terminado de identificar lo que en verdad queremos y necesitamos conservar.

Todo comienza con sacar lo que tienes (emociones, ropa, libros, música, regalos, etc.) exponerlo frente a tí y comenzar a decidir si tirar algo o no y en dónde ponerlo. Es ser realista y preguntarte: ¿Esto me sirve? ¿Me hace feliz? Si la respuesta es NO, entonces deshazte de ello.

Tres factores añaden valor a las pertenencias: función, información y apego emocional.
Cada cosa que tomes para decidir si la tiras o no, pregúntate acerca de su función y lo que significa para tí. Si y ano te interesa no tiene punto conservarla. Lo importante es dejar ir las cosas que ya no nos interesan ni hacen un bien, en su momento fueron importantes, pero ahora ya no.
Para apreciar de verdad las cosas que son importantes para ti, primero debes desechar las que han vivido más allá de su propósito. Desechar lo que ya no necesitas no es desperdiciar y tampoco es algo vergonzoso.
Tus espacios en donde vives, trabajas y pasas tiempo deben hacerte sentir bien acerca de quién eres y cómo quieres vivir. Tú decide cómo vivir y de qué manera conservas los espacios en los que te sientes bien.
Tu habitación al menos debería ser el lugar donde puedas buscar y disfrutar tus intereses a tus anchas. Así que, si algo te gusta, no lo escondas. Si quieres disfrutarlo pero no quieres que tus amigos u otras personas se enteren, yo tengo una solución.
Cuando aprendemos a valorar las cosas por el orden que le damos en las prioridades que tenemos no sólo con nuestra ropa y objetos personales, sino en cada aspecto de nuestra vida: en el trabajo, en nuestras amistades, la sociedad, la religión y en cada otro tipo de relación que guardamos tanto con las cosas y las personas debemos preguntarnos si nos hace bien y felices estar con ellos.
La pregunta de qué quieres poseer en realidad es la pregunta de cómo quieres vivir tu vida. El apego al pasado y los miedos relacionados con el futuro gobiernan no sólo la manera en que seleccionas las cosas que posees, representan el criterio con el cual tomas decisiones en cada aspecto de tu vida, incluidas tus relaciones con la gente y tu trabajo.
Es importante reconocer el valor de las cosas por lo que son y lo que nos dan, igual que con las relaciones. Las decisiones que tomamos debemos estar seguros de que son lo mejor para nosotros, más tarde nos preguntaremos lo mismo de ellas y si la respuesta cambia, entonces es momento de desprendernos. Aprendamos a estar bien con lo que tenemos y apreciar lo que hacemos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *