Monopolios cibernéticos
Hoy día las redes sociales forman parte de nuestra vida, a tal forma que hay problemas de adicción por el tiempo que pasamos en ellas. Muchos dejan de salir a planes -o no aprovechan el día a realizar actividades – culturales, de entretenimiento, deportivas, etc.- ya que la tecnología nos ha puesto al alcance de nuestras manos el estar en contacto con el mundo, lo cual es es muy bueno porque ampliamos horizontes. Prefieren estar sedentarios con la misma postura por mucho tiempo.
Estar en las redes sociales nos permite conocer o adentrarnos en la vida de los demás, esto es, que todo aquello que publicamos se vuelve accesible a todo aquel que quiera tener información acerca de nosotros, así como suena: bueno y malo.
Las redes sociales no solo nos permite informarnos acerca de todo lo que sucede a nuestro alrededor, además, juzgamos acerca de la forma de vida de los demás. Como si fuera nuestro derecho a partir de la información que sale en nuestro «news feed». Este tipo de juicios -en la mayoría de las ocasiones- nos quitan las ganas de hacer cosas, de pensar que no vale la pena salir, que no es posible dejar en privado lo que hacemos porque siempre hay alguien que nos ve o supuestamente, nos necesita, aunque en el fondo sentimos un lazo de «pertenencia» y puede pensar lo mismo que nosotros juzgamos de ellos.
Debemos considerar lo siguiente: ¿Cómo va tu trato personal con las personas más cercanas a tí? Es muy valioso no perder el contacto con quienes están a nuestro lado.



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