¿Por qué confiar?

Uno de los procesos que nos permiten mejorar, es por medio de los amigos, estos son pieza clave para mejorar si realmente se quiere ser feliz. Para esto, es necesario cuestionarnos acerca de lo quiénes pueden ser esas personas que nos pueden ayudar a ser mejor:

Piensa en alguien en quien confías.
¿Cómo decidiste confiar en esa persona?
¿Qué hizo o no hizo para merecer tu confianza?
¿Qué pruebas necesitaste antes de confiar en ella?
¿Cuánto tiempo necesitaste para confiar en ella?
Ahora piensa en alguien en quien no confías.
¿Cómo decidiste que no confiabas en esa persona?
¿Qué hizo o no hizo para no merecer tu confianza?
¿Cuánto tiempo necesitaste para decidir que no podías confiar en ella?

Empleamos a menudo la expresión «ganarse la confianza». Sin embargo, la confianza no es una cuestión de contabilidad, de sumar y restar puntos positivos o negativos y ver qué balance queda. La confianza es algo más flexible. No es una cualidad de todo o nada. Son en los diversos aspectos en los que estamos y nos iremos a enfrentar, es la seguridad que tenemos ante algo o alguien.

La confianza depende de nosotros mismos, es el valor que le ponemos a los demás o a las cosas de su efectividad, de saber que no fallarán y no nos han fallado. Sin embargo, esto no impide que lo hagan, no por eso dejamos de darles dicho valor. La falta de confianza es porque no tenemos la seguridad o garantía de lo que la otra persona hará, por lo que no dejamos nuestra vida en sus manos. No debemos poner a prueba la confianza en otros, sino simplemente esperemos lo mejor y hacer de lo que suceda un aprendizaje.

Los amigos tienen nuestra confianza, por lo que nada que les digamos de nosotros puede sorprenderles ni hará que nos abandonen, es por eso que contar con alguien en el proceso de mejora es muy importante. Los amigos pueden ser personas que nunca pensamos que podríamos sacar lo mejor de nosotros, y sin embargo, lo hacen.