
Ser infantil
La niñez es uno de los tesoros más preciados de la humanidad. Cuando tenemos enfrente a un niño, desde el interior del vientre materno hasta los 6 años de edad, en donde termina la infancia y comienza la niñez para poder llegar a la pubertad y luchar con los cambios hormonales y luego la adolescencia, y las demás etapas de la vida del ser humanos que se encuentran ya formados y determinados por la información, la cultura, la política y la educación que le rodea.
Ser niño es una opotunidad de comenzar la vida desde 0 (cero), nos enfrentamos a la indeterminación absoluta en donde tenemos un recipiente vacío abierto a cualquier disposición e información que podamos darles para que su vida vaya tomando un camino determinado. Esta es la maravilla de los niños en el mundo, están abiertos a cualquier cosa y son guiados por impulsos que los llevan a buscar el placer y la satisfacción. Si algo no les gusta, consiguen otra cosa que sí les guste y modifican su comportamiento.
Tan sencillo como peligroso llega a ser la educación de estas «mini personas» que se encuentran dispuestas a experimentar y aprender, a desafiar las leyes racionales con sus gustos y acciones que podemos manipularlos a una simple conducta acción-reacción (como el condicionamiento repetitivo de patrones de Pavlov) en donde el bien y el mal se pueden enseñar desde un estímulo-respuesta.
Por otro lado la simpleza que tienen estos seres es para un adulto envidiable, su capacidad de asombro por las cosas es algo que los filósofos queremos y practicamos constantemente para conocer el mundo desde las diferentes ópticas que nos pueden presentar.
Además de este deseo innato por saber por querer conocer el mundo se va enriqueciendo por la educación y la cultura que nos rodea. Una vez alcanzo esto, las sociedades se determinan por la acciones, no por una ideología, sino por los actos humanos que las aplican.
Esta naturalidad con la que se comportan, las tendencias con las que sobreviven en el mundo es algo que podemos controlar y moldera, ya que parecen casi animalitos que podemos tratar con condicionamientos. Para un control de la sociedad el primer objetivo es lograr la influencia desde pequeños para que en el futuro sean elementos útiles para el Estado.
Este es el riesgo al que nos enfrentamos cuando leemos «Un mundo feliz» de Aldous Huxley quien habla d euna sociedad futurista en la que las personas son educadas desde pequeños para comportarse siempre con infantilismo que solo puede acceder a distintas satisfacciones y agrados en vez de encontrar y aspirar por la felicidad, a la cual todos queremos. No como deseo, sino como aquello que nos dota de sentido en esta existencia.
La utilidad de los hombres y mujeres puede llegar a sr extraordinaria, si los determinamos y les quitamos la trascendencia, es decir, el sentido de belleza, bien y verdad, para conformarse en el placer y haciéndo pensar que ese es la finalidad. ¿Qué prefieres: tener placer y ser miserable o tener dolor y ser feliz?
Antonio Morales
Estoy de acuerdo con el blog, hay una parte que me hace pensar acerca del tema visto en clase de las escuelas helenísticas. En el blog se menciona que los niños se la pasan buscando cualquier cosa que les de placer y evitando el dolor, una manera muy epicúrea de vivir la vida. Porque el epicureísmo es eso, evitar el dolor en las cosas, y a su vez buscar el placer y pasarse de placer en placer. A lo que podemos concluir que los niños en su infancia son epicúreos.