
Tener Inteligencia emocional y no tenerla…
Tener inteligencia emocional:
Son socialmente equilibrados, sociables y alegres, no son pusilánimes ni suelen pensar las cosas una y otra vez, sino que saben lo que quieren y son asertivos para conseguirlo.
Poseen una notable capacidad de compromiso con las personas o las causas, de asumir responsabilidades y de alcanzar una perspectiva ética, es decir, que terminan lo que empiezan y son personas confiables ya que su trabajo lo hacen bien.
Son solidarios y cuidadosos en las relaciones, saben con quien tratan ya que están al pendiente de con quién están.
Su vida emocional es rica y apropiada; se sienten cómodos con ellos mismos, con los demás y con el universo social en donde viven.
Son positivas y expresan sus sentimientos abiertamente, y se muestran positivos con respecto a ellos mismos: la vida tiene significado.
Se adaptan a al tensión, ya que reconocen sus capacidades y saben con lo que cuentan para salir adelante.
Se comunican fácilmente con las personas que no conocen, son como son, sin afán de ocultar lo que son o quedar bien.
Se sienten cómodos con sí mismos para ser alegres, espontáneos y abiertos a nuevas experiencias.
Cuando no tienen Inteligencia emocional:
Tienen seguridad intelectual, expresan fluidamente sus ideas, valoran las cuestiones intelectuales y poseen una amplia variedad de intereses intelectuales y estéticos.
Son introspectivas, propensas a la ansiedad, a la reflexión, a los sentimientos de culpabilidad y vacilan cuando se trata de expresar abiertamente su ira.
Gran pensador pero inadecuado en el mundo personal. Tienen una amplia variedad de intereses y habilidades intelectuales.
Son ambiciosos y productivos, previsibles y obstinados, y no se preocupan de sí mismos.
Tienden a ser críticos y condescendientes, fastidiosos e inhibidos, se incomodan ante la sensualidad, inexpresivos e indiferentes, emocionalmente afables y fríos.
En conclusión, una persona con inteligencia emocional es aquella que toma la iniciativa y decide lo que harán los demás, o se vuelve el capitán del equipo (organización de grupos). Tiene talento de ser mediador, previene conflictos o resuelve aquellos que han estallado (Negociación de soluciones). Para lograr esto es porque tiene empatía le permite fácil participar en el encuentro o reconocer y responder adecuadamente a los sentimientos y las preocupaciones de la gente, es decir, tiene el arte de hacer relaciones (conexión personal). Es capaz de detectar y mostrar comprensión con respecto a los sentimientos, los motivos y las preocupaciones de la gente (análisis social)[1].
[1] GOLEMAN, Daniel. La inteligencia emocional. Vergara. 2000, p. 146-147.
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