
Una vida sin valores- El Hombre Light – Enrique Rojas
El hombre light es un sujeto que lleva por bandera una tetralogía nihilista: hedonismo-consumismo-permisividad-relatividad. Enhebrados por el materialismo, un hombre sin sustancia, sin contenido, entregado al dinero, al poder, al éxito y al gozo ilimitado y sin restricciones. Carece de referentes, tiene un gran vacío moral y no es feliz, aun teniendo materialmente todo. Se trata de un hombre bien informado, pero con escasa educación humana. Todo le interesa, pero a nivel superficial, lo acepta todo pero carece de criterios sólidos en su conducta, anida un gran vacío moral. En él se da un pensamiento débil, convicciones sin firmeza, asepsia en sus compromisos, su ideología es el pragmatismo, su ética se fundamenta en la estadística sustituta de la conciencia.
El Hedonismo es la búsqueda del placer por encima de todo, en bien último. Su código es la permisividad, que es la búsqueda ávida del placer y el refinamiento. Del hedonismo surge el consumismo, todo puede escogerse a placer. Comprar, gastar y poseer se vive como una nueva experiencia de libertad. Busca pasar bien a costa de lo que sea, muerte de los ideales, el vacío del sentido y la búsqueda de una serie de sensaciones cada vez mas nuevas y excitantes.La Permisividad significa que uno ya no tiene prohibiciones, ni territorios vedados, ni impedimentos que lo frenen, salvo las coordenadas externas de las leyes cívicas.
La filosofía del relativismo desemboca gradualmente en el escepticismo. Para el relativismo la verdad es algo que esta en constante cambio, según el juicio de cada uno. Para el escepticismo la verdad absoluta si existe pero la razón humana es incapaz de alcanzarla. Se basa en la duda, creen que todo es tan subjetivo que solo es posible emitir opiniones. El relativismo considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto que la experimenta. Desemboca el escepticismo. Da lugar a un hombre pesimista, que piensa que lo que le diga la mayoría es verdad. Con el relativismo, escepticismo y nihilismo surge la idea del consenso como juez ultimo: lo que diga la mayoría es la verdad.
Estamos en una sociedad dominada por la frivolidad centrada en el consumismo. En el hombre light hay una ausencia casi absoluta de cultura. Aquello que no es trabajo profesional resulta leve, ligero. La regla de oro es la superficialidad. La enfermedad de Occidente es la de la abundancia: tener todo lo material y haber reducido al mínimo lo espiritual.
La vida light se caracteriza porque todo esta desvalorizado, carece de interés y la esencia de las cosas ya no importa. Le podemos denominar indiferencia por saturación. Hoy se vive de espaldas a la muerte, como si no existiera La ética por el narcisismo vemos a un ser humano centrado en si mismo con un individualismo atroz, desprovisto de valores morales y sociales y desinteresado por cualquier cuestión trascendente. La ética por el subjetivismo oteamos la caída en una perspectiva que diluye cualquier solidez y en el que nada es valido. Los motivos que predisponen y desencadenan la tendencia a las drogas: por curiosidad, porque esta de moda, la necesidad de nuevas aventuras, evasión,
reacción al vacío espiritual de nuestro tiempo, permite alejar el dolor y el sufrimiento, dependencia y tolerancia.
Tener la vida bien planteada es clave. La vida no se improvisa, sino se programa. Los proyectos son la articulación que enlaza las distintas etapas de la historia personal. Para la ejecución de nuestros proyectos son necesarios el orden, la constancia, y la voluntad.
La tetralogía de la felicidad es:
- encontrarse a sí mismo,
- vivir de amor,
- trabajar con sentido
- poseer cultura como apoyo.
El hombre está llamado a la libertad, cuyos fines sin la verdad y el amor.
La salida para dejar de ser un hombre Light esta en el paso de la inmanencia a la trascendencia, dejar el individualismo y el materialismo. La vida humana tiene dos ámbitos de desarrollo: interior y exterior, y el hombre necesita establecer un equilibrio entre las dos. La moral cristiana es el mejor vector para la realización de la eterna vocación trascendente del hombre. Para ser feliz es necesario que la vida sea argumental y coherente.
Eduardo Martinez Medina
Deja una respuesta