VALOR DEL SALUDO
Se dice como dicho popular “es de bien nacidos ser agradecidos” por lo que justificamos que tener buena educación es darnos cuenta de los demás para buscar hacerles un bien sin buscar el propio beneficio.
Incluso programas formativos hacen canciones de la importancia de ser agradecidos, ya que “son palabras de poder”, nos abren muchas puertas para tener lo que queremos.
La raíz de esta conducta no es solo porque alguien nos lo enseña o porque así es, sino porque hay un sustento que nos permite reconocer esta conducta como algo personal. Es decir, no es una costumbre sino una acción realizada con plena libertad para reconocer en el otro su dignidad, no son esclavos, ni obligados a obedecernos, somos libres. Esta conducta forma parte de otras conductas que se vuelven habituales, pero al darle significado ser interioriza al ser personal por lo que se vuelve una virtud, el equilibrio entre la indiferencia y la lambisconería (quedar bien por interés). Se llama: afabilidad, quien hace la vida más agradable a otros cuando está con ellos.
Cuando saludamos a los demás reconocemos su dignidad y su persona, no solo porque están ahí, sino porque:
Me importas
Te reconozco
Te otorgo mi atención
Probablemente pensamos que esto es muy básico, sin embargo es un acto que nos recuerda que todos somos iguales y que al reconocerlo en el otro hacemos del mundo un mejor lugar.
Si dominamos esta virtud en cada aspecto de mi vida, comenzando con un saludo, con pedir las cosas por favor, con ver al otro a los ojos, estoy haciendo algo sencillo que hace toda la diferencia del mundo. Quien hace las cosas en lo poco, en lo mucho que se le pida lo logrará.
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