A LAS MADRES: EL ARTE MÁS NOBLE

“Sé mudo cuando das y habla cuando recibes. Agradecer es un arte”

Escribió recientemente el artista franco-chileno Alejandro Jodorowsky en sus redes sociales. Una oración bastante clara, concisa y congruente; sin embargo en muchas ocasiones  resulta escasa en la práctica.

Con el Día de las Madres este 10 de mayo próximo a su llegada, pareciera apropiado hacer una reflexión acerca de estas mujeres que han dado, cuidado, amado y protegido el don más valioso que tiene el ser humano: la vida misma.

El vínculo materno-filial es una de las relaciones interpersonales más auténticas que experimenta el individuo. Una mamá que ama al hijo antes de conocerle y lo protege al punto de dar la propia vida por otro, es sin duda de las manifestaciones de amor más grandes y desinteresadas observables entre las personas.

La labor cotidiana de una madre suele darse por sentado. Desde pequeños nos resulta ordinario comer en una mesa perfectamente puesta y llegar a la escuela con el uniforme correcto: los miércoles toca deportes, el martes pintura y el viernes danza. “¿Mamá dónde están mis tenis?” “¿Has visto mi playera azul?” y generalmente se obtiene la respuesta buscada.

Enfurecerse con las actitudes del hijo fastidioso y ser capaz en ese mismo momento de dar la vida por él pareciera casi una paradoja. En la mayoría de las relaciones humanas, como lo son la pareja, los amigos o el trabajo; existen muchos factores determinantes para provocar un rompimiento. Ahí radica la diferencia: el vínculo de una madre es inquebrantable.

Las madres aman: aman siempre y aman mucho. Dos palabras claves que juntas parecieran un extremo, pero no en este caso. “Agradecer es un arte”, ser mamá lo es también. Es la primera y la más prolongada obra noble que podemos experimentar ¡Dura toda una vida! Gracias a todas por su cariño y entrega.

Feliz día.

Renata del Carmen