Pedro, el lobo y yo

«Mi vida estuvo llena de preocupaciones, la mayoría de las cuales nunca sucedieron” Descartes confirma lo que muchos hemos sentido ante las probabilidades que nos parecen aplastantes, y que las tomamos como tales, cuando en realidad no es algo en lo que debamos desperdiciar nuestro tiempo y mente pues son cosas que no existen (porque no pasan).
De tantas cosas nos preocupamos para «estar preparados» para cualquier eventalidad, acontecimiento o simple imaginación, que desperdiciamos tanto tiempo ponenindo atención a detalles que no importan porque nunca van a suceder. Pero por si pasa o «o si las flais» nos preparamos para lo que pueda venir poniéndo nuestros sentidos y mente en una posición de ataque constante que se va desgastando y perdemos de vista lo que vivimos en el momento y se nos va la visión de las cosas que realmente importan.
Somos nuestro propio Pedro y el lobo:
«Érase una vez un pequeño pastor que se pasaba la mayor parte de su tiempo paseando y cuidando de sus ovejas en el campo de un pueblito. Todas las mañanas, muy tempranito, hacía siempre lo mismo. Salía a la pradera con su rebaño, y así pasaba su tiempo…
– ¡Socorro, el lobo! ¡Qué viene el lobo!
La gente del pueblo cogió lo que tenía a mano, y se fue a auxiliar al pobre pastorcito que pedía auxilio, pero cuando llegaron allí, descubrieron que todo había sido una broma pesada del pastor, que se deshacía en risas por el suelo. Los aldeanos se enfadaron y decidieron volver a sus casas. Cuando se habían ido, al pastor le hizo tanta gracia la broma que se puso a repetirla…
A la mañana siguiente, mientras el pastor pastaba con sus ovejas por el mismo lugar, aún se reía cuando recordaba lo que había ocurrido el día anterior, y no se sentía arrepentido de ninguna forma. Pero no se dio cuenta de que, esa misma mañana se le acercaba un lobo. Cuando se dio media vuelta y lo vio, el miedo le invadió el cuerpo. Al ver que el animal se le acercaba más y más, empezó a gritar desesperadamente:
– ¡Socorro, el lobo! ¡Que viene el lobo! ¡Qué se va a devorar todas mis ovejas! ¡Auxilio!
Pero sus gritos eran en vano. Ya era bastante tarde para convencer a los aldeanos de que lo que decía era verdad. Los aldeanos, habiendo aprendido de las mentiras del pastor, esta vez hicieron oídos sordos.»
Esta actitud de Pedro nos la podemos adjudicar ante la injusticia que nos cometemos poniéndonos en situaciones de riesgo tanto físicas como emocionales, cuando en realidad lo que hay que hacer es simplemente vivir y conocernos para evitar engañarnos con falsas alarmas que generamos en nuestra imaginación.
Las cosas pasan por algo, no es necesario sobrepensarlas, lo importante es resolver la cuestión si sucede y estaremos preparados. Hay que confiar en nuestras capacidades, sabremos actuar cuando sea necesario.

Comments

  • Alfredo Mata

    En la vida que llevamos parece normal que nos tratemos a nosotros mismos como medios y no como un fin. Siempre estamos dudando de nuestras capacidades, ya sea por presión social o cualquier otra fuerza que pueda influir en nuestro pensar y comportamiento. la constante es la falta de confianza y el hecho de que nos dejamos llevar por el «debería» que nos imponen las personas, sociedad, publicidad, etc…

    Siempre estamos en un cálculo utilitario dirigido hacía nosotros mismos en estas pequeñas cosas que siempre están en nuestra mente. Atormentándonos, quitándonos el sueño e incluso quitándonos la felicidad. Estos cálculos utilitarios los hacemos hacía nosotros mismos para que cuando llegue a pasar la situación que ronda nuestra mente (suponiendo que algún día pueda llegar a pasar) estemos preparados para enfrentarla.

    Lamentablemente, aquellos que no tienen la capacidad de confiar en sí mismos, nunca se van a dar cuenta, puesto que no tienen la capacidad de analizarse y conocerse; un tanto como lo planteaba Sócrates.

  • Emilio Villalobos Castro

    El pastor cuando quiere bromear miente entonces esta haciendo un mal. Aunque la broma hubiese sido del agrado de los aldeanos, el pastor seguiría yendo contra del ser, la verdad.
    Por otro lado, los aldeanos actuaron de manera correcta al ir con el pastor y ayudarlo, prefirieron detener cualquier cosa que estuvieran haciendo para ayudarlo, y eso es lo que Kant buscaba con su corriente, hacer nuestro deber y responsabilizarnos, y es exactamente lo que los aldeanos hicieron. De otra forma, de ser partidarios de Bentham, algunos hubieran preferido seguir con su trabajo, ya que a su punto de vista tiene mayor recompensa y placer.

  • Bernardo Sierra De la Torre

    En mi opinión pienso que en nuestra forma de vivir hoy en día no le estamos dando la importancia que merecen las cosas, pasamos más tiempo pensando en cosas poco relevantes o que simplemente en unos años ya no te van a importar, como el que dirán, y no en cosas que realmente lo valen y que cuando más las quieras te puedes arrepentir de haberlas ignorado un poco, como la familia, aprender cosas nuevas, conocer gente nueva, dedicarle más tiempo a tu religión (para los creyentes), entre otras.

  • Franco Maggiani

    El cuento «Pedro, el lobo y yo” nos muestra como Pedro cometé un mal físico al poner en riesgo su vida y la de sus ovejas al estar diciendo mentiras sabiendo que cuando llegará el lobo ya nadie le creería y es por esto que uno tiene que actuar conforme a la realidad y no en cosas que nos hagan perder el tiempo.

  • Franco Maggiani Orendain

    «Pedro, el lobo y yo” nos relata como a Pedro le generaban placer las risas que hacía al ver como todo el pueblo llegaba a ayudarlo cuando el decía mentiras acerca de que venía el lobo y por más que le de placer no estaba haciendo un bien; por lo que el que termino perjudicado fue él.

  • Franco Maggiani Orendain

    Como nos relata el cuento, Pedro tenía el deber de cuidar la ovejas y alarmar al pueblo en caso de que llegara un lobo y Pedro con sus falsas alarmas se olvido de la «Deontología” e hizo que ya nadie le creyo cuando llegó el lobo. Pedro solo penso en el placer propio y no en el bien de él y de el pueblo que era lo más importante.

  • Franco Maggiani Orendain

    El cuento ”Pedro, el lobo y yo” nos muestra como Pedro utilizó sus mentiras para causar un placer instantáneo pero al mismo su fin era malo porque los medios que eran sus mentiras no estaban causando ningún bien moral ni a él ni a ningún miembro del pueblo, ya que solo hacía perder el tiempo a los demás e hizo que perdieran la confianza en él.

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